Los ecosistemas costeros proporcionan bienes y servicios ambientales claves para el desarrollo económico y social: seguridad alimentaria, I+D o turismo, entre otros. También son la tabla de salvación para adaptarnos a los impactos del cambio climático en el litoral: generan lluvias para frenar el avance de las sequías, al tiempo que funcionan como amortiguadores de inundaciones, y controlan la erosión del suelo.

Sin embargo, en los últimos 30 años (desde la aprobación de la Ley de Costas de 1988), la superficie de costa urbanizada se ha duplicado, pasando de 240.000 a 530.000 hectáreas, lo que supone que un 13,1% de la costa española está urbanizada frente al 2% del interior del territorio, según señala el informe ‘A Toda Costa’ , elaborado por Greenpeace y el Observatorio de la Sostenibilidad. Esto implica una presión humana muy fuerte y ha contribuído a que el 80% de los bienes y servicios ambientales estudiados que provee la costa esté en regresión.

La presión humana sobre los ecosistemas costeros es directa, por la pavimentación del suelo, e indirecta porque acarrea multitud de efectos colaterales, como la contaminación de aguas por vertidos, acumulación de residuos sólidos, pérdida de arena de las playas, entre otros.

El bienestar de millones de personas depende de los ecosistemas costeros. Por ello, necesitamos hacer una gestión sostenible de la costa y sus servicios para no hipotecar nuestro futuro.

Con la participación de diferentes expertos en materias relacionadas con el litoral esperamos aportar un poco de luz acerca de cómo gestionar estos valiosos ecosistemas y conseguir que perduren sanos por mucho tiempo.

Puedes disponer del resumen de la sesión elaborado por los voluntarios de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pinchando aquí