La ciudad construida es el resultado de diversas transformaciones urbanísticas y sociales que han ido definiendo el espacio en el que vivimos en los últimos siglos.
Desde la Revolución industrial la ciudad ha ido creciendo exponencialmente en terreno y en población. El urbanismo del momento formó ciudades compactas en las que sus habitantes debían adaptarse al espacio urbano, que estaba claramente separado de su entorno agrícola. Durante los siglos XIX y especialmente el S.XX, con los diseños de las ciudades jardín, el límite de la ciudad se difuminó. La ciudad extensa y dispersa (urban sprawl), los posteriores suburbios y la extensión de la trama urbana ha ido ganado terreno al entorno rural. Este nuevo modelo de ciudad, conocido como la ciudad difusa, requiere mayores desplazamientos, separa los usos y pierde el espacio público urbano, como las plazas, que tradicionalmente han ayudado a cohesionar la ciudad.
La ciudad del S.XX está pensada por y para el automóvil. La movilidad es privada y las redes viarias articulan el espacio a su alrededor, el lugar de trabajo suele estar lejos del de residencia y lejos también del de recreo; el espacio público en los nuevos proyectos urbanísticos se comparte menos y la relación de los habitantes con la naturaleza se pierde. El campo próximo no alimenta a la ciudad y esta última no es capaz de cerrar sus ciclos.
El actual modelo de vida está asociado a un aumento en el consumo de recursos como el agua, mayor uso energético con la consiguiente emisión de gases de efecto invernadero, un aumento de la producción de residuos y más dificultades para gestionarlos, etc. Este entorno se ha demostrado insostenible y altamente agravado por los efectos del cambio climático.
La ciudad construida debe ser renovada a medida de las personas que la habitan. El urbanismo y los proyectos urbanos deben crear un nuevo modelo de ciudad que mejore la calidad de vida de los que la habitan y que de respuesta a los retos que supone el cambio climático.
Los ciudadanos necesitarán cada vez más que la ciudad construida y los nuevos desarrollos procuren un aire limpio, minimicen los efectos de fenómenos ambientales como la isla de calor, faciliten los traslados con transporte público e itinerarios a pie o en bicicleta, revaloricen el espacio público, eliminen las barreras arquitectónicas, sean espacios de biodiversidad y formen en definitiva una ciudad inclusiva, segura, de proximidad y autosuficiente para todos sus habitantes.
Para conseguir este objetivo, recogido en declaraciones tan valiosas como la Nueva Agenda Urbana (ONU-Habitat III, Quito, Ecuador 2016), la Agenda Urbana Española (Ministerio de Fomento) o la Carta para el diseño de nuevos desarrollos urbanos y regeneración de los existentes (“Carta de Barcelona”, Agencia de Ecología Urbana de Barcelona), todas las intervenciones en el entorno urbano son una gran oportunidad para transformar la ciudad.
En toda España se están sucediendo proyectos, abarcando desde los cascos históricos hasta las zonas periféricas e incluso en municipios rurales, que están impulsando la renovación de todo el territorio urbano. La iniciativa y el impulso de estos proyectos o actuaciones son tanto públicos como privados, y en muchos casos es el esfuerzo de sus habitantes y su interés por mejorar su calidad de vida o por recuperar una parte de su entorno, lo que da forma a los proyectos. Tanto la escala de estos proyectos como su fase de desarrollo son variados, pero suelen tener un interesante efecto contagio: la intervención puntual se transforma en un proyecto mayor que afecta directamente a la zona contigua e indirectamente al conjunto del municipio.
Con esta actividad en Conama 2018 han dado a conocer un poco mejor algunos de estos proyectos y cómo han logrado transformar su entorno, trabajando en ámbitos tan diversos como la gestión sostenible del agua, las soluciones basadas en la naturaleza, la transición energética, la movilidad sostenible o la economía circular y los proyectos sociales y de salud.
Puedes disponer del resumen de la sesión elaborado por los voluntarios de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pinchando aquí.
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